XIX



El principito escalÛ hasta la cima de una alta montaÒa. Las únicas montaÒas que Èl habÌa conocido eran los tres volcanes que le llegaban a la rodilla. El volc·n extinguido lo utilizaba como taburete. "Desde una montaÒa tan alta como Èsta, se habÌa dicho, podrÈ ver todo el planeta y a todos los hombres..." Pero no alcanzÛ a ver m·s que algunas puntas de rocas.

-°Buenos dÌas! -exclamÛ el principito al acaso.
-°Buenos dÌas! °Buenos dÌas! °Buenos dÌas! -respondiÛ el eco.
-øQuiÈn eres tú? -preguntÛ el principito.
-øQuiÈn eres tú?... øQuiÈn eres tú?... øQuiÈn eres tú?... -contestÛ el eco.
-Sed mis amigos, estoy solo -dijo el principito.
-Estoy solo... estoy solo... estoy solo... -repitiÛ el eco.

"°QuÈ planeta m·s raro! -pensÛ entonces el principito-, es seco, puntiagudo y salado. Y los hombres carecen de imaginaciÛn; no hacen m·s que repetir lo que se les dice... En mi tierra tenÌa una flor: hablaba siempre la primera... "



Dedicatoria
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
IXX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
L' autor
Links